lunes, 5 de agosto de 2013

CENA DE CENIZAS . ANA MAIRENA


Título: Cena de cenizas
Autor: Ana Mairena, seudónimo de Asunción Izquierdo.
Editorial: Joaquín Mortiz.
Año: 1975.
Serie: Nueva Narrativa Hispánica
Género: Narrativa


Al reverso del libro: Cena de Cenizas es una novela que nos lleva paso a paso por una existencia que presiente y busca, con una sencillez absoluta, una de las grandes aspiraciones del hombre de todos los tiempos: la libertad. Situada en nuestros días , con un propio ritmo y personalidad, lo que en ella aparece, pese a ser fácilmente reconocible en lo incidental, bien puede encajar en cualquier sociedad contemporánea - enajenada y enajenante-, sin perder validez ética o estética. Lucha permanente, gratificada en muy pocas coacciones por el amor, de apariencia sumisa y ya "condicionada por el sistema", la de la protagonista de este libro, es ni más ni menos,  la misma en la que todos estamos empeñados: la de una revalorización de lo que mueve al mundo en el sentido material y existencial.



Ana Mairena es el seudónimo de una escritora mexicana nacida en San Luis Potosí. Su novela Los extraordinarios (1960), fue finalista del Premio biblioteca Breve en competencia con Juan Marsé y Daniel Sueiro, en un año en que el Premio se declaró desierto. Su siguiente obra Majakuagymoukeia (1964) apareció en castellano y en versión inglesa. Ha publicado también un volumen de poesía: El Cántaro a la puerta (1952) y una farsa en tres actos y en verso: El Apóstol regresa (1960). Ha ganado diversos concursos de cuento y poesía y actualmente colabora en el periódico El Día con sus Crónicas al Vuelo. 





De la obra de Vicente Leñero,  Asesinato: el doble crimen de los Flores Muñoz. Primera edición 1985 editrado por Plaza y Janés S.A. 

Técnicamente hablando, Cena de cenizas, la octava novela de Asunción Izquierdo, quien siempre publicó con el seudónimo de Ana Mairena, esta es su obra más ambiciosa. Utiliza una gran variedad de recursos narrativos que van desde los coros de voces en diálogo y los monólogos interiores en tercera persona, hasta las admoniciones imperativas del narrador a la protagonista Gabriela y las evocaciones líricas de ese mismo narrador. La variedad de recursos dificulta ciertamente la lectura del libro, pero también exhibe la seguridad y la malicia alcanzadas por la autora luego de 37 años de práctica literaria. Ceba de cenizas transcurre en 1968 y su historia, la historia de Gabriela, se inicia  durante el conflicto estudiantil en un México innecesariamente disfrazado con el nombre de Ch´amacob. A las pocas páginas el lectora ya está en Tlatelolco, en la matanza del 2 de Octubre y ve a Gabriela y a su joven compañero Arturi, Tucho "embarrarse en el suelo" para "salvar el pellejo" del fuego que escupen las ametralladoras. La voz lírica del narrador describe la masacre y remata. !Qué silencio tan muerto se ha hecho en la antigüedad de las piedras antiguas!" Luego de la experiencia de Tlatelolco, Gabriela y Arturo fortalecen su amor, del cual resulta embarazada Gabriela. El miedo a ser padre empavorece a Arturo; trata de convencer a Gabriela para que aborte, y como ella insiste en tener a su hijo, Arturo desaparece. El niño nace. Para sostenerlo a él y a la abuela con quien vive, Mama Grande, Gabriela entra a trabajar en una extrañísima compañía de "publicidad dirigida" llamada Centro de Expanmerc, que es en realidad una central del Gobierno donde se archivan secretos de Estado. Todo está controlado por computadoras. 

La computadora principal, la G.E. 235, se halla guardada en una torre a al que los empleados de la compañía tienen prohibido aproximarse. Bajo los efectos de una alucinación, o en sueños, Gabriela entra una noche en la torre y sorprende una reunión entre tres enanos llamados, PI, PA, y PIS PIS. Los tres enanos de esa farsa que se incrusta arbitrariamente dentro de la novela, un poco a la manera de la leyenda indígena de "Los extraordinarios", representan a los tres principales partidos políticos del México de 1968: el PRI (PI), el PAN (PA) y el PPS (PIS PIS). 

La autora los describe sarcásticamente. La reunión de los tres enanos - siguiendo la farsa intrusa de Cena de cenizas - ha sido convocada por el PI para dar a conocer a PA y a PIS PIS quién será el futuro presidente de Ch´amacob, es decir, el sucesor de Gustavo Díaz Ordaz. Con tal motivo los tres enanos presencian, sin ser vistos, la entrevista que el jefe de Expanmerc, un tal Alejandro de la Hera, sostiene con el designado: Luigi Birbone. Más que hacer una caricatura de Luis Echeverría, Ana Mairena ironiza la campaña electoral 1969-1970.  Esa misma noche de sonambulismo, además de presenciar la reunión de los tres enanos y la entrevista de Alejandro de la Hera con Luigi Birbone, Gabriela entra en el cuarto secreto de la computadora G.E. 235 y le pregunta quién es Omeg (imagen de Dios) Como el tal Omeg no pertenece a un partido ni a una religión y está "en todas partes y en ninguna", la computadora enloquece, se descompone, estalla. El percance está a punto de acabar con toda la compañía Expanmerc e incluso con la novela misma. Al menos, a partir de tal episodio el relato de Ana Mairena se disloca y deriva en una sarta de concesiones folletinescas. Resulta que Alejandro de la Hera, el jefe de Expanmerc, es hermano del desaparecido Arturo y se enamora de Gabriela. Además, le arrebata a su hijo y la atropella involuntariamente con su automóvil. No muere Gabriela. Quien muere un poco más tarde es Alejandro, asesinado. El crimen es la culminación de Cena de cenizas y está consignado por Ana Mairena en forma de nota periodística. El dato de la ficción parece anticipar hechos reales. La novela concluye con el reencuentro de Arturo y Gabriela, quienes extrañamente deciden dejar a su hijo al cuidado de Flavia, la viuda del asesinado Alejandro de la Hera.


En cuanto a la cuestión de libertad que plantea el reverso del libro me encontré  con una búsqueda resulta por actos de una revolución, de protestas de puños blancos alzados, de un mecanismo lleno de acciones que se  se encuentran inconscientes ante un mundo caótico, la sangre derramada de jóvenes en las calles, la repartición del poder como en un juego de niños que no saben hacer con tanto pastel, son los motivos de búsqueda para encontrarse a uno mismo y no perderse en el camino. Como ha sido siempre se espera algo de ti, ese algo, alguien que no eres y te frustra, de idiotiza hasta estallar en un trance que te lleva al hundimiento y a navegar por nuevos horizontes de auto-exploración y sobre conocimiento de tu propia existencia, vencer o dejarse llevar por lo que la gran máquina te seña es corrector, parece no haber más y en cada paso de renglón se entenebra el horizonte llevándose con sigo el halo de esperanza que deslumbra en delirios fonéticos esctitos en cursiva.